Pues parece que vamos a ser más jóvenes de lo que creíamos. No los humanos, sino el Universo. Las informaciones procedentes del satélite Planck de la ESA revelan que nuestro Universo se formó más tarde de los que se pensaba. Son datos del análisis de la radiación cósmica de fondo captadas por la sonda.
Esta mirada al pasado es posible gracias a los telescopios que son capaces de ‘captar’ la luz fósil de los primeros fotones que propiciaron el Big Bang.
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La radiación cósmica de fondo se comienza a producir cuando los electrones y los protones se juntan para formar átomos de hidrógeno que acabron por formar las primeras estrellas. El asunto es que parece que se formaron unos 900 millones años después de esa primera gran explosión.
Es decir, mucho más tarde de lo que se pensaba.
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